Nuestra ginecóloga – Dra. Micaela Fernandez sobre la píldora anticonceptiva
Desde la comercialización de la primera píldora anticonceptiva en el año 1959, llamada Enovid, ha cambiado mucho el panorama de la anticoncepción femenina en el mundo (gracias al cielo), pero la realidad es que, yéndonos a un plano más terrenal, no están tan en el día a día de la mujer el conocimiento y el uso de estos métodos. La realidad es que existen muchas falsas creencias aun, no solo entre las propias mujeres sino también y más grave, entre los mismos profesionales de salud que aconsejan a diario sobre el tema. Desgraciadamente, vivimos en un medio donde el consejo anticonceptivo no es ni mucho menos el mínimo necesario.Por hacernos una idea, ni siquiera existe un protocolo de consejo anticonceptivo para las mujeres que se someten a una interrupción de embarazo por haber sido no deseado. Revisando cifras hablamos de que el 52% de las gestaciones en nuestro país son no deseadas, de ellas un 25% se interrumpen y el resto son, en muchas ocasiones, hijos de madres adolescentes o de familias que no lo habían planificado por problemas de índole económica, de estabilidad o demás, con lo que ello conlleva para la mujer, el niño y para la familia como conjunto. Estos números deberían ser una alarma de salud pública. Hablamos de unos 110.000-120.000 interrupciones voluntarias de embarazo (IVE) al año en nuestro país. De ellos, según el estudio Haya de 2008, un 36% son de mujeres que estaban usando métodos anticonceptivos eficaces en ese momento, y 3 de cada 4 IVEs están relacionados con el mal cumplimiento del método utilizado. Con todas estas cifras abrumadoras debemos plantearnos qué está pasando y, sobre todo, qué podemos hacer. Desde mi punto de vista, creo que sería bueno desmitificar la mala fama de algunos anticonceptivos que son cómodos y seguros y que muchas veces desterramos por mala información. Revisando un poco las dudas que me trasladan las pacientes en la consulta sobre el uso de la píldora, os comento los siguientes aspectos: La píldora es un método seguro y eficaz. Estamos acostumbrados a que se asocie el uso de hormonas a riesgo de padecer cáncer, riesgos cardiovasculares, efectos secundarios, etc. La mayoría de estos problemas son falsamente relacionados y algunos de ellos de incidencia minúscula. Sin embargo, no nos hablan en prospectos, ni en la consulta (la mayoría de las veces) de las ventajas que nos pueden ofrecer. La mayoría de las mujeres sabe que con el uso de la píldora se puede regular el ciclo, casi conociendo el día exacto en que te va a bajar la regla y que puedes reducir la cantidad de sangrado a 1-2 días escasos. Ya no tantas saben que se controla el dolor de regla e incluso desaparece por completo en unos meses de uso. En cuanto al cáncer, es verdad que existe una relación demostrada con el desarrollo del mismo. Pero la relación que se ha demostrado es la REDUCCIÓN del desarrollo de cánceres como el de ovario y endometrio en mujeres que usan anticonceptivos. La influencia del uso de la píldora con el cáncer de mama no está firmemente establecida y cada vez se está desvinculando más el uso de las hormonas en los preparados actuales con este tipo de tumor. En cuanto al cáncer de cérvix aun hay controversias sobre si influye negativamente en el desarrollo o no, si fuese así sería una repercusión mínima por las cifras que se manejan en estos estudios. La fertilidad no se modifica con el uso de la píldora, se disminuye con la edad al igual que le pasa a las mujeres que no usan hormonas.
No preserva la fertilidad ni la disminuye en absoluto. Las infecciones pélvicas no son más frecuentes por el uso de la píldora, puede aumentar la frecuencia de cándidas vaginales pero disminuye las vaginosis (infecciones bacterianas). No se han demostrado aumento de peso en estudios diseñados para ello. Los preparados actuales además, influyen cada vez menos en el perfil de lípidos (colesterol, etc.) en sangre.
No existe una relación clara con los dolores de cabeza. Es verdad que se contraindican en migraña con aura (solo con aura) pero incluso hay migrañas que mejoran con el uso de anticonceptivos hormonales por la estabilización del ciclo hormonal natural. De las pocas cosas con las que hay que tener cuidado antes de plantearnos usar la píldora es con la hipertensión arterial, cosa que no suele ser frecuente entre las mujeres de edad fértil. Si leemos los prospectos todos estos efectos sobre la salud están registrados en letra ilegible y lineas interminables que nos quitan las ganas de empezar su uso.
Uno de los problemas de la píldora anticonceptiva es que tenemos que tomarla a diario. Eso no es una nimiedad, es el problema principal por el que falla este método. Tenemos hoy por hoy preparados hormonales que no se tienen que usar diariamente, que son más seguros que la píldora, precisamente porque no depende de nuestra memoria ni de las alteraciones que puedan existir en la toma de la misma (transtornos digestivos, uso de otros medicamentos, etc.) y por la liberación mantenida de las dosis hormonales que mejoran su perfil de seguridad anticonceptiva y minimizan los posibles efectos secundarios. Son distintas vías de tomar las mismas hormonas y además en menor dosis. Se trata del anillo vaginal, que se recambia mensualmente, el parche anticonceptivo que se cambia cada semana, el implante subcutáneo que dura 3 años o la inyección intramuscular trimestral. Como veis, un arsenal bien grande de anticonceptivos cómodos, seguros y fiables que la mayoría de las mujeres desconocen.
Estas pautas, además de ser mucho más cómodas que la toma diaria de la pastilla, son además más seguras porque no se olvidan, manejan menos dosis y se liberan de una forma continuada y no a picos a la sangre, por lo que se asocian a muchos menos efectos indeseables. En fin, que hoy por hoy, que no tenemos tiempo, que vamos hasta arriba de tareas en la mente, no tenemos que quedarnos con la idea clásica de la anticoncepción y podemos probar muchas otras opciones que pueden sernos más cómodas y además mucho más eficaces.