Se trata de un balón de material plástico, redondo, suave y expansible que viene plegado y montado en una vaina, con un sistema de introducción para colocarlo en el estómago del paciente.
Bajo sedación profunda, el balón se introduce en el estómago a través de la boca sin necesidad de cirugía. Previamente, el endoscopista realiza una gastroscopia diagnóstica para comprobar que no existe ninguna contraindicación a la introducción de dicho balón.
Una vez en el estómago, el balón se llena con una solución salina estéril mezclada con azul de metileno en un volumen variable dependiendo de la capacidad de cada paciente. Su tamaño impide que pueda pasar hacia el intestino, flotando libremente en el estómago durante el tiempo indicado.
La colocación y retirada se realiza bajo sedación, sin molestias para el paciente y en pocos minutos.
El BIG ocupa parcialmente el estómago del paciente, por lo que éste tendrá una sensación de saciedad tras ingerir pequeñas cantidades de alimento. De esta forma reducirá el volumen de sus comidas con un mínimo esfuerzo.
El tratamiento con balón intragástrico está diseñado para facilitar el seguimiento de una dieta supervisada por un nutricionista. Además le ayudará a cambiar sus hábitos de comportamiento dietético para que el control de su dieta sea permanente.
Aquellos con un índice de masa corporal (IMC) por encima de 28 y, por debajo de este valor, en situaciones muy particulares e individualizadas.
Habitualmente entre 15 y 20 minutos.
No, el procedimiento es sencillo y ambulatorio por lo que el paciente no necesita ser hospitalizado tras el. Aproximadamente 2 horas después de haber realizado la técnica, el doctor da el alta.
Al principio, es frecuente sufrir cierto malestar gástrico o nauseas pero estos síntomas desaparecen en unos días, una vez el organismo se haya adaptado a este dispositivo con la ayuda de la medicación apropiada.
Se trata de un método fiable y seguro ya que el porcentaje de rechazo es menor al 2%.
Tras la colocación del balón, la evolución del paciente es controlada por un equipo multidisciplinar de profesionales que incluye un gastroenterólogo, un nutricionista y, si el paciente así lo solicita, un psicólogo, todo ello encaminado a conseguir modificar su conducta alimentaria y a adquirir un estilo de vida saludable.
Los resultados obtenidos con este sistema alcanzan un promedio de entre 18 y 25 kilos de peso perdidos durante el tiempo de permanencia del balón.
Estos resultados, se deben al cambio de hábitos alimentarios del paciente y al seguimiento de una dieta prescrita por su médico por lo que el BIG, es el elemento que facilita al paciente la consecución de sus objetivos.
El balón deberá permanecer un máximo de 6 meses en el estómago, tiempo tras el cual será retirado. La retirada del balón será de la misma manera que fue colocado, es decir, mediante la realización de una gastroscopia por un endoscopista que extraerá el dispositivo desinflado siempre bajo sedación profunda.
Existe la posibilidad de que el dispositivo se rompa pero al estar fabricado con una silicona especial resistente al ácido, la probabilidad es baja.
Si esta complicación surgiera, el paciente lo notaría inmediatamente porque el colorante que lleva provocaría una coloración verde de la orina. En este supuesto, se procedería a su extracción inmediata.
Todo va a depender de si durante los 6 meses que ha tenido implantado el dispositivo en el estómago, el paciente ha sido capaz de adquirir hábitos alimentarios correctos y se ha comprometido con un estilo de vida saludable. Para conseguir mantener los resultados, el paciente contará con el apoyo del nutricionista al menos 6 meses después de haberse retirado el balón intragástrico.